En una humilde vivienda
construida de quincha y adobe viven Carina y María de la familia Ancajima,
habitantes de los caseríos de las afueras del Distrito de La Matanza, Piura,
Perú. Ellas son las matriarcas de una familia compuesta por 5 miembros, madre,
hija y nietas.
A Carina le gustan los claveles,
le emociona pasear y trabajar, ya que así puede conseguir sustento para su
familia, según palabras suyas “lo que más me gusta en mi día a día es poder ir
a trabajar”, cuando yo le dije que prefería dar besitos a las personas que más
quería, se sonrojó y sonrió comentándome “no mi hijita, lo primero es trabajar”.
Trabaja fumigando campos de maíz en condiciones precarias, inhalando gran parte
de los pesticidas que irriga a la vez que cultiva su propio huerto familiar y
cría diversos animales. Al realizarle las mimas preguntas a la matriarca María
nos comunicó que le gustaban las flores encendidas, de fuertes colores, además
de pasear y dar de comer a sus chanchitos.
En una sociedad marcada por el
machismo y condiciones laborales de extrema precariedad, sacar adelante una
familia de 5 miembros no es fácil, y más difícil es si esa familia está
compuesta por una viuda, una madre soletra y tres niñxs.
Hasta enero del presente año,
vivían con miedo de las picaduras de culebras durante la noche, falta de
autonomía para ir a los servicios higiénicos (se encuentran fuera de la casa y
por las noches les atemoriza dejar la vivienda), necesidad de caminar más de 6
km para cargar el celular para emergencias y robos de sus animales. La pobreza
energética es una realidad latente en diversos países del mundo, ellas son parte
de las millones de personas en el Perú que viven sin acceso a la energía
eléctrica.
Como parte del proyecto “Ilumine su comunidad” se les instaló un
sistema Pico Light, instalación compuesta por un panel solar que suministra
corriente directa para iluminación, carga de celulares y carga de radio. Ahora,
salen tranquilas de noche ayudadas por las lámparas LED de alta luminosidad,
las niñas pueden estudiar en casa sin necesidad de estar inhalando el humo de
las lámparas de keroseno y no tienen porqué caminar más de 6 km para poder
acceder al derecho universal que supone la comunicación.
Si alguien quisiese
colaborar en este proyecto o le gustaría conocer más sobre él, estaremos
encantados de informarles escribiendo al aalberdi@ayniylatam.org.pe, para
información adicional del programa, hagan click en http://ayniylatam.org.pe/ilumine-su-comunidad.html
¡MUCHAS
GRACIAS!